Con esta frase tan conocida y tan mal entendida en el tiempo "EL" la base de toda religión Cristiana enseño que existe una delgada pero marcada línea entre los requerimientos que Dios le pide al hombre y los cuales son diferentes a los que el Estado Civil pidiera y que ambos no debían entorpecerse y debían mantenerse separados (por lo menos desde el lado del Creyente). Esta delgada línea debería definir claramente que La Iglesia (grupo de creyentes) no debería entrometerse en terreno del Estado Civil dictando leyes o requerimientos que fueran establecidos a base de una fuerza civil y que entraran en materia de creencias, voluntades, moralidades o similares. Todo lo que Dios pidiera a los creyentes estaría establecido como libertades individuales en materia de Conciencia y no era imponible a otra persona.
Esta regla aunque no exclusiva del cristianismo (ya que otras religiones la comparten) es una de las grandes diferencias con otras religiones (ustedes deben conocer alguna) ya que aún “El” mismo antes de morir dijo: "Mi reino no es de este Mundo". Así con bases sólidas sus seguidores se trataban de adecuar a las leyes Civiles cuales fueran a no ser que "alguna ley civil no les permitiera tener una adoración de libre conciencia".
Es menester entender un poco de historia (Universal y Nacional) para lograr comprender que este principio ha sido uno de los grandes fundamentos del crecimiento y desarrollo de los países cuando esta se ha adoptado ya que este principio indudablemente lleva a la Tolerancia religiosa; y este mismo inculca en la mente tolerancia en la conciencia de una nación. Por consiguiente leyes y demandas civiles no opresivas para su pueblo sea las convicciones que este tenga.
Un pequeño paso por la historia:




Primero Dios tiene cuidado de los Animales el los Creo Perfectos donde el ciclo de la muerte no existía (Genesis cap 1) el hombre no se alimentaba de ellos:
Moscú, 19 de abril,
y la más grave consecuencia del consumo de transgénicos.
Comprobaron que entre 15 y 30 minutos tras inhalar el 





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Frente a esta propuesta, se han alzado las voces de investigadores independientes y de ONGs ambientalistas, que alertan sobre los potenciales efectos nocivos de los VGMs para la salud humana y ambiental, y denuncian los problemas que han generado en otros países: desde contaminación genética de las especies endémicas –como en México, donde se teme que el maíz de laboratorio arrase con las variedades nativas–, hasta la progresiva desaparición de los pequeños agricultores y la conversión de miles de hectáreas en monótonos monocultivos. Al otro extremo, la Sociedad Nacional de Agricultura celebra la medida, en cuanto –argumenta– permitirá a los productores competir mejor con sus pares extranjeros, y hará posible la convivencia de cultivos transgénicos y convencionales.


