miércoles, 13 de abril de 2011

Islandeses insisten en no pagar de su bolsillo la deuda de los bancos




En un referéndum un 58,9 por ciento de los islandeses rechazaron pagar las deudas con acreedores de Inglaterra y Holanda de tres bancos que colapsaron con la crisis económica del 2008. A juicio de los habitantes de la isla cercana al Ártico no tienen porqué hacerse cargo de malos manejos financieros de instituciones bancarias. Islandia da así un ejemplo a la Unión Europea.

Los descendientes de los vikingos se las traen. El sábado 9 de abril, los ciudadanos islandeses rechazaron por segunda vez la propuesta impulsada por el Gobierno bajo presión de Inglaterra y Países Bajos de pagar la deuda del banco Icesave tras su colapso en 2008.

El referéndum resultó en una victoria para el “No” con un 58,9% de los votos. En un plebiscito anterior, celebrado en marzo de 2010, el 93% de los islandeses había rechazado una primera propuesta de pago que grababa sus sueldos en 15 años con un 5,5% de interés. Pese a que el plazo de devolución se alargó y el interés se redujo, los habitantes de Islandia rechazan asumir de su bolsillo los errores de un puñado de banqueros.

El acuerdo propuesto contaba con el apoyo del gabinete socialista y la oposición conservadora. Pero los islandeses rechazan tener que pagar US$ 4.000 millones, una suma astronómica en términos del PBI islandés y que pesa mucho en un país de apenas 103.000 km2 y 320.000 habitantes. Significaba nada menos que 5 mil euros por familia.

El referéndum se hizo, de acuerdo con el artículo 26 de la Constitución, después de que el Presidente islandés se negó a firmar el Acto del 16 de febrero de 2011, conocida como la ley del “tercero Icesave”.



UNA AMENAZA A LAS POLITICAS NEOLIBERALES

“La peor opción fue elegida. El voto dividió al país en dos. Debemos hacer todo lo posible para evitar un caos político y económico después de este resultado”, dijo la primer ministro islandés, Johanna Sigurdardóttir, partidaria de pagar la deuda bancaria.

En cambio, el presidente, Olafur Ragnar Grimsson, quien se encontraba en la iniciativa del referéndum, se congratuló de haber “dado una voz a los ciudadanos”. Dijo que el referéndum “fortaleció la democracia en Islandia” y permitió “devolver al país la confianza perdida durante el colapso de la economía Islandesa en 2008”.

El voto es un rechazo fuerte a las exigencias del Fondo Monetario Internacional (FMI), y a los lideres del gobierno de centro-izquierda de Islandia, que no ha escatimado sus esfuerzos en favor del “sí”, con el apoyo entusiasta de las elites y de los medios de comunicación.

O más precisamente es un rebote a los incautos financieros ingleses y holandeses durante el colapso del banco Icesave en 2008. La población islandesa persiste en que no tienen por qué pagar de sus bolsillos las pérdidas de un banco privado.

Por sus votos en contra, los islandeses han renegado de su gobierno y su parlamento. La victoria del “no” es una derrota para el gobierno de coalición dirigido por Johanna Sigurdardottir desde la crisis económica de 2008. Los líderes de los partidos de oposición también fueron rápidos para pedir elecciones anticipadas. “El acuerdo es capital, entre más tiempo se quedara el Icesave sin resolverse, más graves serán las consecuencias para la nación islandesa”, declaró la Primer Ministro.

LA AMENAZA INGLESA

El Reino Unido y los Países Bajos anunciaron que van a ir a la Corte Internacional de Justicia para recuperar los fondos perdidos.

La propuesta desechada por los islandeses significaba al país escalonar sus pagos hasta 2046, con una tasa de 3% los 1,3 mil millones de euros debidos a La Haya y con una tasa de 3,3% de los 2,6 mil millones de euros, debido a Londres.

“El tiempo de la negociación es pasado. Ahora es una cuestión para los tribunales”, comentó Jan Knees de Jager, el ministro de Finanzas holandés.

“Tenemos la obligación de recuperar el dinero, y vamos a continuar nuestros esfuerzos hasta que tengamos éxito”, adjuntó Danny Alexander, el ministro británico del Presupuesto.

Este acuerdo para los habitantes de esta isla en el Atlántico Norte representa aproximadamente 12 mil 200 euros por persona, sin incluir los intereses. Islandia espera pagar una gran parte de los activos de la quiebra del banco Landsbanki, dueño de Icesave, que podría reducir la factura.

La AELC (Asociación Europea de Libre Comercio) también podría hacerse cargo del caso, que demoraría un año y medio para resolver el conflicto.

Claro que Reykjavik, capital de Islandia, no pertenece a la Eurozona ni a la Unión Europea, sólo figura en una espectral zona de libre comercio.

El presidente Ragnar Grimsson, por su parte, dijo que Islandia no tendría que pagar el nuevo acuerdo, de hecho, usando las peticiones firmadas por decenas de miles de ciudadanos en contra de éste. El político se negó a promulgar la ley en dos ocasiones, a pesar de que ya había sido firmada por los diputados.

El gobierno islandés emitió un comunicado de prensa el 10 de abril diciendo que “el resultado del referéndum no afectará a los pagos anticipados por la compañía Landsbanki a los acreedores prioritarios, incluidas las autoridades británicas y holandesas”. El gobierno dijo que las últimas cifras de los activos de la empresa Landsbanki indican que el banco será capaz de compensar el 90% de los fondos depositados.

UN EJEMPLO PARA EUROPA

Grecia, Irlanda y Portugal podrían utilizar el reciente referéndum islandés, para negociar mejores condiciones en los rescates financieros que Atenas y Dublín ya han recibido, y que Lisboa está cerca de obtener.

A los gobiernos de estos tres países se les ha presentado una alternativa. El único camino ya no se reduce a recibir una ayuda financiera con condiciones impuestas desde Berlín y París para sortear la crisis de deuda y poder, así, devolver el dinero que se les debe a los tenedores privados.

La experiencia islandesa dio cuenta de que es posible acudir al pueblo y que éste decida si quizás la mejor solución pasa por la quiebra técnica y la posterior salida de la zona del euro, sin pagar nada a nadie en una crisis iniciada por los mismos banqueros y que la Unión Europea aspira a salvar.

Una lección para los habitantes de la vieja Europa, que entre el  2008 y el 2010 se han puesto con 5 mil euros por cabeza para rescatar a los bancos. En Islandia, en cambio, los desmanes de la banca los tiene que pagar la banca. No en vano ya se han dado órdenes de captura a nueve banqueros causantes de la crisis económica.

Por Nicolás Loonis


El Ciudadano

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