
El Hospital El Salvador, un verdadero monumento histórico, fundado en el período de Federico Errázuriz Zañartu, es uno de los pocos monolitos que nuestro desprecio por la memoria histórica aún no ha demolido. Sin embargo, no me parece necesario que tan antigua edificación continúe prestando servicios a los pacientes: en la Prensa se critica, con razón, que en algunos lugares pululan los roedores y otras alimañas. La penitenciaría es de la época de José Manuel Balmaceda: los reportajes de televisión han demostrado el estado repugnante e inhumano en que se encuentran las calles de este viejo edificio.
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asinamiento en un hospital |
No es aceptable que los ciudadanos, sobretodo los más pobres, sientan temor al tener que hospitalizar algún paciente. El hospital no debiere ser el reinado de Tanatos, sino el de Esculapio, en el sentido de proteger la vida y no enviar a los pobres pacientes del quirófano al sepulcro. El Hospital de Talca, con desaciertos médicos frecuentes – y que aún las intervenciones de otras autoridades no logran superar- propaga el pánico en los que han tenido la mala suerte de depender del servicio de salud en la Región del Maule.
Ahora le ha correspondido al hospital Felix Bulnes convertirse en una muestra del abandono en que están los más desprotegidos respecto de la salud pública que, a mi modo de ver, debiera ser de la misma calidad que la privada. Nada más criminal que el neoliberalismo. ¿Por qué la salud va a ser un comercio? ¿Por qué los más adinerados tienen mayor esperanza de vida y los pobres están condenados a una muerte prematura? Cada día está más claro que, a pesar del esfuerzo de médicos y paramédicos, la salud pública pasa por una crisis gravísima; el presupuesto debiera ser duplicado y no sólo conformarse con la construcción de nuevos hospitales