Copy/paste: "Algo que me parecio interesante"
Vivimos en una época peligrosa. Las dominaciones es la más terrible de las enfermedades, la del partidismo político está fuera de su reconocimiento constitucional. El ejercicio del derecho de asociarse con una finalidad política les otorga relevancia, pero también les impone unos límites democráticos que debieran cultivarse con rigor. Hay decisiones que deben ser tomadas por los ciudadanos, que también han de poder formular propuestas. Frente a una democracia más o menos representativa, creo que se debe fomentar una democracia mucho más participativa. Las pasiones partidistas exorbitadas nunca fueron saludables, sencillamente porque admiten difícil autocrítica. La política es más que una simple cuestión de poder por el poder, como instrumento al servicio de la formación y expresión de la voluntad popular, su origen y su meta ha de estar sin vacilación alguna en la justicia, y ésta es de naturaleza ética (la ética de las responsabilidades).